Imagínese usted a dos vagos, ¡pero vagos, vagos!, están descansando debajo de un puente, a las tres de la mañana, tomándose una botella de licor. Uno le dice al otro: “oye, tú eres un fracasado, un frustrado, en cambio yo soy un realizado”. El otro vago, sorprendido le pregunta: “¿fuiste a algún curso de filosofía? ¿Qué te pasa, por qué me dices eso?.” “Pues es muy sencillo, tú siempre quisiste ser rico y yo siempre quise ser vago”.
Esa es la respuesta; una persona que tiene sueños de riqueza y es pobre, es mediocre. Una persona rica, llena de conflictos humanos, que hubiera deseado tener una mejor forma de vivir o una sabiduría especial y no lo ha logrado a pesar de su dinero, también es fracasado.
El éxito es lograr nuestra máxima ambición, aquello que deseamos en la vida. Y el fracaso es una lección que tenemos que aprender y asimilar.